‘La cena de los idiotas’, de Francis Veber

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En la vida, como todo el mundo sabe, hay cosas que para una inmensa mayoría son incomprensibles, como por ejemplo, la luz, el funcionamiento de la bolsa, que abras un grifo y salga agua- incluso caliente-. Los trasplantes, que aquel amor platónico que tuvimos no se diera nunca cuenta de nuestros sentimientos, que el servicio de información de telefónica no sepa darte un teléfono que tú, más tarde encuentras en la guía; los ordenadores, la sonda Júpiter. Que continúen coronando los helados con guindas, si no les gustan a casi nadie; que las chicas digan que no cuando quieren decir que sí, que los aviones vuelen, la prensa rosa, la venta de armas, que todos los Aries tengan una revitalización sentimental la misma semana; las mareas, que los actores de comedia tengan que acabar haciendo un papel dramático para que su trabajo sea reconocido, el más allá, que cuando lleves el coche al taller ya no haga ese ruidito, que la gente que utiliza el teléfono móvil, grite: que haya tantos camareros que desconozcan las virtudes del desodorante, que sea negocio vender ensaimadas mallorquinas “recién hechas” en el área de servicio de las autopistas; las instrucciones de funcionamiento de casi todo, que haya personas que tengan la necesidad de crear, de escribir, de representar obras sabiendo que se exponen a que los critiquen gratuitamente, que haya otras que paguen entrada para ver esas obras, que me haya tocado a mí el privilegio de adaptar y dirigir la cena de los idiotas y que, encima, me paguen….En la vida, como decía, hay cosas incomprensibles. Paco Mir

Imágenes

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Diseño gráfico: David Sueiro  |  Desarrollo: Axel Kacelnik