‘Oleanna’, de David Mamet

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En el año 1992, el año en que el cuarenta y un presidente de los Estados Unidos, George H. W. Bush, apuraba su único mandato, vio la luz Oleanna, obra del dramaturgo estadounidense David Allan Mamet (Chicago, 1947). Carol, es una estudiante universitaria que llega al despacho de su profesor a pedir que le suban la nota de una asignatura, a partir de esta sencilla premisa arranca una de las obras más turbadoras de David Mamet. La función se estrenó coincidiendo con una causa que tenía lugar en los tribunales: la denuncia contra el juez Thomas, candidato al Tribunal Supremo de los Estados Unidos, por acoso sexual a una profesora universitaria. La obra se estrenó con gran polémica, se vivieron episodios vehementes llegando a ver espectadores enfrentados a puñetazos en el vestíbulo del teatro después de la representación. Algunos sectores de la sociedad estadounidense acusaron al autor de oportunista, misógino y machista. Mamet se defendió alegando que él había comenzado a escribir Oleanna muchos meses antes del caso y que como autor dramático no tenía ninguna responsabilidad política: “Soy un artista, escribo obras, no propaganda política. Si buscan soluciones fáciles, enciendan la televisión. Yo no tengo respuestas” Mamet, evidentemente, es un autor que huye de las verdades absolutas, de los dogmas preestablecidos y de lo políticamente correcto, de ahí que se califique al autor, entre otras muchas cosas, de polémico. Oleanna es una historia sobre la lucha de poder entre dos personas. Eso sí, una encarnizada lucha donde se mezcla el acoso sexual además de cuestionar el sistema académico vigente para sugerirnos que hay algo más de lo que parece a primera vista, queriendo revelar una verdad oculta. Mamet nos cuenta que estos dos personajes están equivocados y que al mismo tiempo llevan razón. La lectura de Oleanna provoca desasosiego e incertidumbre en este mundo donde necesitamos identificar claramente quien es el malo y quien es el bueno y si no llegamos a descubrirlo realmente es porque todos somos esa estudiante y todos somos ese profesor. Todos hemos luchado alguna vez para que nuestra razón impere sobre la razón del otro y todo por no querer asumir sencillamente que lo que no se entiende nos asusta. Luis Luque.

Imágenes

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Vídeo

Prensa

Del poder

Fernando Herrero, El Norte de Castilla, 07/09/2017

Una hora y cuarto de intensidad dramática que el público siguió con atención y rubricó con sus aplausos.

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A cara de perro

Javier Villán, El Mundo, 20/09/2017

Natalia Sánchez y Fernando Guillén Cuervo, un duelo actoral hasta la muerte. O hasta la aniquilación del contrario. Es un duelo formidable; una confrontación de ideas, de preguntas sin respuesta.

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Lo viejo y lo nuevo

Juan Ignacio García Garzón, ABC, 22/09/2017

Esgrima dialéctica a la que ponen carne y pasión los dos estupendos intérpretes, un Fernando Guillén Cuervo que transita de forma soberbia de la campechanía a la perplejidad de la derrota y Natalia Sánchez, formidable como la joven de la apariencia inofensiva que trueca su fragilidad en voracidad de escualo.

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De poder a poder

Gordon Craig, El Heraldo del Henares, 30/09/2017

Un prodigioso mecanismo de precisión que, cabe resaltar, el director, Luis Luque, ha desentrañado a la perfección y ha engrasado a conciencia para mostrárnoslo funcionando a pleno rendimiento. La versión de Juan Vicente García Luciano acierta de pleno.

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