¡Ay, Carmela!: Entrevista a Pepón Nieto

«La función habla de no olvidar».

Pepón Nieto

El Apuntador: ¿Crees que la belleza de la obra está en gran parte en la capacidad de contar una historia trágica y dura añadiendo pinceladas de comedia?

Pepón Nieto: Creo que la belleza de la obra está en el maravilloso texto, casi poético, de Sanchis Sinisterra, que no renuncia a esta parte hermosa siendo tan crudo lo que ocurre. La puesta en escena atrapa toda esa crudeza, ese horror de la guerra, el hambre, el frío, el miedo, el terror de un momento histórico que lamentablemente hoy en día está de actualidad.

E.A: ¿Piensas en la historia es siempre necesario recordar para no olvidar?

P.N: Es el punto clave de la función: hablar de la memoria, de la memoria histórica. Es curioso porque Sanchis Sinisterra escribió la función en los 80 y el concepto de memoria histórica no existía tal y como lo conocemos ahora. La función habla de no olvidar , del precio que pagaron los vencidos para tener una cierta paz, y que hay que saber lo que pasó para tener clara nuestra historia y no volver a repetirla.

E.A: ¿Por qué crees que debemos ver esta obra y qué nos aporta en esta época que estamos viviendo?

P.N: Con una guerra en Europa a las puertas, lamentablemente está muy de actualidad. Además ahora las guerras se ven en directo, vemos cómo las personas salen de sus casas y se van cruzando con los muertos al borde de la calle. Los vemos en el telediario cada día, la guerra de Ucrania, lo polarizada que está la sociedad, el resurgimiento de la ultra derecha. Parece que todo aquello que ocurrió fue un camino de rosas, hay políticos que incluso dicen que la Guerra Civil fue una pelea entre nuestros abuelos. Lamentablemente está muy de actualidad, y por eso hay que ver la función.

E.A: Ha habido numerosas interpretaciones de Paulino, desde José Luis Gómez a Manuel Galiana o Eduardo Velasco, ¿Has tenido algún referente al prepararte para interpretar el personaje de Paulino?

P.N: La función la he visto con muchos de ellos y admiro a todos. Al principio, cuando me la ofrecieron, pensé en qué podía aportar de nuevo a esta función que había hecho ya tanta gente, y luego me di cuenta que la fuente es el texto. Todo está en el texto, en lo que escribió Sanchis Sinisterra, y El Paulino que yo pueda hacer es totalmente distinto al que han hecho otros compañeros, porque lo hago yo. Trabajo con mi verdad, con mi emoción y mi punto de vista de la obra.

E.A: ¿Qué consideras que es lo más interesante a la hora de ponerse en la piel de Paulino?

P.N: Paulino es un personaje poliédrico, tiene muchas caras. A priori es un cagón, tiene mucho miedo. Pero yo justifico ese miedo, porque debe ser terrible encontrarse en esa situación. No podemos imaginarnos vivir pensando que en cualquier momento cualquiera te pega un tiro, que el valor de la vida es muy poco, que hay mucha hambre, mucho frío. Justifico el miedo que tiene Paulino, porque es un miedo ancestral de la guerra. Sin embargo, Carmela es mucho más fresca, más valiente, pero por la inseguridad que tiene. En la función pasan muchas cosas, va para delante y para atrás en el tiempo, de un presente terrible a un pasado en el que están interpretando un espectáculo. Hay muchas cosas a las que agarrarse y trabajar en Paulino, no hay un solo punto de vista desde el que atacarle. Paulino tiene muchas caras y hay que afrontarlo con todo eso.

E.A: ¿Qué destacarías del personaje de Paulino en la actualidad?

P.N: Si viviéramos una situación similar a la que cuenta ¡Ay, Carmela!, muchos seríamos Paulinos. Uno nunca sabe cómo va a reaccionar, y nos ha pasado en la pandemia, hay algunos que nos lo tomamos bien y hasta disfrutamos del confinamiento, y otra gente a la que le ha dejado secuelas psicológicas. Uno nunca sabe cómo va a reaccionar, y muchos de los que pueden reírse de ese cagón que es Paulino, probablemente se comportarían como Paulino.

E.A: ¿Cuál ha sido el gran acierto de José Sanchs Sinisterra como autor?

P.N: Sanchis Sinisterra ha sido un visionario, la función le salió redonda, el texto es precioso y está todo justificado, no da puntada sin hilo. Eso convierte ¡Ay, Carmela! en un clásico contemporáneo, porque afortunadamente el autor sigue vivo, que se ha presentado en numerosas veces y se ha convertido en una de las funciones más importantes de nuestra literatura.