Palabras encadenadas
¿Cuál es el límite entre la locura y la cordura?
El dramaturgo Jorge Garcelán nos trae Palabras encadenadas, que llega al Teatro Bellas Artes protagonizada por Beatriz Rico y David Gutiérrez. Podríamos decir que nos encontramos ante la historia de un presunto psicópata. Garcelán juega sabiamente con las incógnitas y nos enfrenta, como espectadores, a un thriller psicológico que sostiene la incertidumbre de principio a fin.
En Palabras encadenadas conoceremos a Ramón y sus crímenes, o quizás los ensayos de lo que será su crímen definitivo. De esta forma, se construye esta pieza teatral, el autor gradúa la información milimétricamente, lo que permite que las verdaderas relaciones que unen a los espectadores se vayan desvelando paulatinamente. La historia se hace cada vez más cpmpleja y por cada verdad que se muestra, aparece una nueva incertidumbre.
En este entresijo de verdades y mentiras, comienza un dilema moral en el que el espectador no tendrá claro quién es el culpable de qué. No hay buenos o malos, víctimas o verdugos. La realidad se vuelve mucho más ambugua para abrir paso a numerosos interrogantes acerca de la condición humana.
Y serán estos interrogantes los que pondrán contra las cuerdas a Laura, cuando sus manejos y mentiras la alejen del papel de víctima y nos preguntemos: ¿quién juega con quién? Lo único que el espectador tendrá claro es la infinita capacidad del ser humano para infligir dolor y el artificio que es capaz de hacer para girar las tornas a su favor.
Palabras encadenadas se presenta como un hábil encadenamiento de situaciones que nos permite acercarnos a los personajes, a la vez que, llevado al límite, tiene el valor simbólico de una especie de ruleta rusa en la que solo el que tienen el poder sostiene el arma.
