El blog de Pentación
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02/03/2023

Sobre el teatro

Firma invitada | José Carlos Plaza

Me piden una reflexión sobre la actividad teatral a la que he dedicado más de sesenta años, sin festivos ni vacaciones. ¡Qué difícil tarea hablar de lo que uno tanto ama!

El teatro para mí es simplemente un acto de amor en el que yo, como director, no participo. Bonita paradoja, ¿no es verdad?  Lo realizan los actores y lo recibe el público.  Desde el escenario los actores con palabras, emociones y comportamientos inundan, proyectan, penetran en el espectador y éste reacciona devolviendo esa energía una vez que la ha asumido y le ha tocado, y así durante una hora, dos o más… (¡Ah, aquellas “Comedias Bárbaras de seis horas de duración!)  

Sigo creyendo que el espectador saldrá mínimamente transformado después de una representación. Por eso, admiro y amo tanto a los actores, sin ellos mi vida no habría tenido sentido. El actor es capaz de encarnar, dar vida a unas palabras escritas, que por muy hermosas que sean sólo son eso, palabras – (“¡Palabras, palabras, palabras!”) – y de conectar con otro ser humano tan distinto y tan parecido a él. La Biblia dice “El verbo se hizo carne”, pues, qué más se puede decir. 

He tenido la suerte de presenciar ese momento ¿sagrado? ¿misterioso?  muchas veces y otras tantas, ver que se ha quedado en el intento. Éxito y fracaso. En ambos casos, muchos meses y muchas horas de búsqueda en un terreno tan resbaladizo e inestable como el alma humana. Y siempre ha merecido la pena, siempre. 

Hoy contemplo el teatro en general más inclinado a la forma que al fondo, más dedicado a sorprender que a profundizar. Pero son etapas como tantas he vivido en el ejercicio de esta profesión.  No hay problema, mientras exista el ser humano, el teatro está ejerciendo su labor: “servir de espejo a la naturaleza, mostrar a la virtud sus dimensiones…” ¡Ay, este Shakespeare!

José Carlos Plaza

Diseño gráfico: David Sueiro  |  Desarrollo: Axel Kacelnik