Carmela vuelve una y otra vez. Vuelve su recuerdo contra el olvido. La evocamos para que su espíritu no se pierda en el cómodo mundo de la indiferencia. Vuelve a alertarnos, a gritarnos con su presencia que el huevo de la serpiente, que siempre ha estado ahí, se está rompiendo.
Nuestro sueño de un mundo de tolerancia, de comprensión, de permisividad hacia lo diferente, de igualdad, de solidaridad, de justicia social se va resquebrajando y el mundo fascista de intransigencia, terquedad, obstinación, testarudez avanza tan incompresible como imparablemente. Carmela es nuestra memoria y nuestra culpa como lo es de “El Paulino” , el “cagón”. ¿A quién nos recordará?
Pero ahí está Carmela con su verdad, su vitalismo, su pasión y su valentía. Carmela: ejemplo de amor hacía la vida y hacia los demás, valores que está dentro del alma de las buenas personas. Carmela: reivindicación de la bondad tan denostada en estos días.
Carmela es divertida, brillante y descarada. Pura raíz, pura sangre. No piensa mucho, convive con los que la rodean, siente y padece. Un ser sin cultura, sin sofisticaciones, sin prejuicios que es carne viva, sensible al dolor de los demás.
Y Carmela se sacrifica porque no puede vivir en un mundo podrido. “Pobre país que necesita
héroes”.
Y nosotros cogemos aire con la mayor alegría y profundidad posibles para volver a suspirar:
¡Ay, Carmela!
Imágenes
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Prensa
Nuestra historia
Patricia Moreno, EnPlatea
“¡Ay, Carmela! una obra imprescindible, un montaje exquisito y repleto de una sensibilidad necesaria en los tiempos en los que vivimos. Recuperar la memoria es, en esta ocasión, encender los focos del Teatro Bellas Artes.”
“Pepón Nieto está inconmensurable en su papel…Una interpretación soberbia en la que borda todos y cada uno de los matices del personaje”.
“María Adánez está fabulosa en su papel de Carmela. Su interpretación lo tiene todo, expresión corporal, soltura sobre cada rincón del escenario, baile e incluso canto. Una delicia de elenco.”