Rafael, inmerso en una terrible crisis económica y de valores (algo por desgracia absolutamente de actualidad), dedica 24 horas al día a sacar adelante el restaurante fundado por su padre. Está divorciado, ve muy poco a su hija, no tiene amigos y elude comprometerse con su novia. Además, desde hace mucho tiempo no visita a su madre, internada en un geriátrico con Alzheimer. La historia de amor de sus padres y la aparición de su amigo, cosas ambas que en principio vive como un problema, acabarán siendo el revulsivo para volver a hacerse con el timón de su vida.
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Prensa
La sonrisa de Tina
Javier Villán, El Mundo
La sonrisa de Tina Sainz, un icono de hace 40 años. Tengo muchos recuerdos de esta mujer; y muchos también de Álvaro de Luna, célebre como el abrupto Algarrobo de la partida de Curro Jiménez...