Jan regresa al hogar familiar veinte años después de haberlo abandonado. En ese intervalo de tiempo se ha casado y vuelve con su mujer. Quiere ser reconocido por sí mismo, sin identificarse, y con esa determinación acude, solo, a pedir alojamiento en la pensión que regenta su madre con su hermana Marta. A una pensión en la que esas mujeres asesinan a los huéspedes para apoderarse de sus bienes.
Ellas no le reconocen. Sobre ese malentendido, el espectador se adelanta para reflexionar sobre un mundo donde la moral ha desaparecido y se ve obligado a recomponerla de nuevo a toda prisa, durante la función, teniendo en cuenta los sentimientos y circunstancias de los personajes. A crear una nueva ética para poder seguir viviendo fuera de la sala.
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Prensa
El crimen bien temperado
Javier Vallejo, El País, 2/2/2013
Eduardo Vasco escenifica 'El malentendido' en medio del patio de butacas, para que el público se sienta inmerso en ese hostal de pueblo y se ponga en la piel de Jan, el homo viator, un Juan Cualquiera que tomó el camino equivocado.