Los agones no deciden nada; las mujeres siguen en la Acrópolis, pero ni el Comisario ni el coro de hombres se dejan convencer por los argumentos pacifistas y feministas de la heroína, las mujeres intentan escaparse con diversos pretextos e irse con sus maridos. La estrategia de Lisístrata viene de fuera, los laconios no pueden resistir más tiempo la huelga sexual y van a negociar plenamente erectos. Lisístrata hace de mediadora entre ellos y los atenienses y la paz se consigue. El final celebra la felicidad alcanzada: hay una comida de reconciliación entre atenienses y laconios, se reconcilian también hombres y mujeres y todo concluye entre danzas y cantos.
Imágenes
(click para descargar)