Frente a esa situación que parece irremediable, Zambrano nos ofrece la ternura, la solidaridad, la comprensión y la bondad.
Y ahonda aún más, nos muestra la deformación de tradiciones arcaicas donde el hombre domina y ejerce despiadado su autoridad, tal vez porque así lo ha aprendido de sus mayores y sea la única vía que conoce para vivir. Situación que se reproduce en diversos modelos a lo largo de la obra, pero que al mismo tiempo nos muestra, afortunadamente, su antítesis: la amistad, el afecto, la comprensión y, por encima de todo, el respeto a la dignidad personal del otro, en este caso de la otra.
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